Juegan mejor que el Barça. Eso fue lo que me dijo mi padre una vez que el Madrid empezó arrollando al Girona en la jornada 29 de liga. Sentados en nuestros asientos del primer anfiteatro del Bernabéu, asistimos a un derroche de buen fútbol que ha sido poco habitual en la presente campaña. Sin embargo, la afirmación de mi progenitor me pareció bastante exagerada y me vi en la obligación de pedirle un poco de calma. Mucho más viendo que a partir de ese minuto, el Madrid prácticamente desapareció. Hasta el comienzo de la segunda mitad, cuando volvió a desplegar un juego arrollador durante casi media hora. Luego, otra vez el caos. Incluso ganando 4-2 tuve la sensación de que podían acabar empatando. Pero no lo hicieron. Volvieron a tirar de pegada y cerraron el partido con un marcador de 6-3 y Ronaldo haciendo cuatro goles. De nuevo insistió mi padre, cuando salíamos, en lo excelso del desempeño madridista. Y en parte tenía razón.
Es difícil de explicar la temporada del Madrid. En verano, cuando le ganaron al Barça la Supercopa de España y al United la de Europa, parecía que no tendrían rival en todo el año.Después, vino el desastre. Y yo, que me he visto casi todos los partidos que han jugado desde mi privilegiada ubicación en el estadio, sigo sin entenderlo. Dudo mucho que el punto de inflexión haya sido la victoria sobre el PSG en la ida de los octavos de la Champions. De hecho, en aquel encuentro, con el resultado en contra, nadie daba un duro por los de Zidane. Tampoco los que abandonaron al equipo con la derrota liguera ante el Barcelona. Sí, los más estridentes de mi zona desaparecieron aquel día y volvieron a hacer acto de presencia en la mencionada noche europea, sabedores de que estaban ante la última oportunidad. Es curioso porque fueron varios a los que se daba por muertos los que se personaron de nuevo entonces. Y curioso fue también, por cierto, ver cómo se saludaban de manera afectuosa, reconociéndose unos y otros que habían perdido el interés en la competición doméstica al asumir que no habría título alguno que levantar a final de mayo. Eso sí, casualidades de la vida y alineados con la cultura del éxito, habían regresado aprovechando la visita parisina para volver a exhibir todo su madridismo y, de paso, cuestionar una vez más el de los que estamos casi siempre ahí, pero hacemos menos o nada de ruido. En cualquier caso, la verdad es que con el 0-1 se estaban arrepintiendo de haber recuperado el ánimo para hacer uso otra vez de su abono.
Volviendo a lo del Madrid, que Ronaldo juegue en punta parece que tiene algo más que ver con la recuperación futbolística de los blancos que la moral obtenida al clasificarse para los cuartos de la Liga de Campeones. También la buena forma de Carvajal y Marcelo. Y un Casemiro más entonado. O La irrupción de Lucas. Y claro, Asensio. En realidad, casi todos parecen estar llegando al tramo decisivo en plena forma. Si estaban guardando fuerzas para el Mundial es algo indemostrable pero yo, visto lo visto, podría llegar a defender esta hipótesis. Habrá que ver si rematan en lo que queda. De momento, los pocos que seguimos yendo a ver las citas intrascendentes ante los Gironas de turno, lo estamos disfrutando. Cuando lo hacen bien, da gusto verles jugar y la última goleada es una buena prueba de ello. Ahora bien, de ahí a hacerlo mejor que el Barça como dijo mi padre, todavía queda. Aunque pueden hacerlo de sobra. Veremos en las próximas semanas si son capaces de lograrlo.